sábado, abril 19, 2008

Doña Flor Peña y su marido...

Florencia Peña + Mariano Otero: "Cada vez es mejor estar juntos"
Esperan su segundo hijo y describen con humor a su pareja. Dicen que son muy parecidos y que crecieron a la par sin perder su independencia. Hablan de la fama, las crisis, los viajes, los celos y el manejo del dinero. Por qué vuelven a elegirse cada día.
María Laura Santillán. ¿Qué día cuentan como aniversario? ¿Cuando empezaron a salir o cuando se casaron?
F.: Desde que estamos de novios. El 30 de marzo cumplimos seis años. Hace dos años y medio que estamos casados y no es nada.
¿Cuándo hay regalo?
F.: Ninguno de los dos días (risas). Somos dos personas muy colgadas. Nunca me voy a olvidar un año que Nancy Duplaá nos invitó a su cumpleaños. Estábamos saliendo y dijimos: "Pero hoy es nuestro aniversario". ¿Qué hicimos? Nada.
M.: Nos quedamos juntitos y nada más. No te quiero echar la culpa Flor, pero te cuesta entrar en movimiento.
F.: ¿Qué tipo de movimiento? Porque soy una persona muy trabajadora. Pero me gusta estar en casa.
M.: Yo le digo: "Vamos a comer afuera". Y me dice: "Bueno, en un rato vamos". Y la veo que empieza a dar vueltas y a hacer un lobby lento con películas, cama, delivery, helado. El último aniversario Toto se quedó con mis viejos, estábamos los dos solos...
¿Vos qué imaginabas?
M.: Yo dije: "Vamos a comer afuera, nos ponemos en pedo los dos, romanticismo". Y nos quedamos acá viendo una película, deprimente. Abrazo, medalla y beso.
F.: ¿Tengo derecho a réplica? Con los años, me estoy volviendo fóbica.
M.: Me dijiste: "Lo bueno es que son las once de la noche y ya liquidamos todo" (risas).
F.: Lo que tenía que pasar había pasado (risas). Sólo salgo cuando estoy de tan buen humor que puedo con eso.
¿Te sentís muy mirada?
F: Eso sucede, vas a un lugar y te miran. Me encanta estar en casa; nos hicimos un cine arriba para ver pelis, comer empanadas... Prefiero estar acá.
M.: Yo quiero salir y le pido que se ponga en pedo conmigo.
F.: Pero yo no tomo. El otro día me hizo un reclamo muy serio, me dijo: "Necesito que empieces a tomar vino, sino a mí se me está haciendo difícil" (risas).
¿Cómo es eso?
F.: Él tiene una bodega y se compró una heladera vinera. Él le entra a dar al chupi y yo tomo un agua con gas, entonces me mira como diciendo: "Esto así no va". El músico le da al tinto. Entonces yo intento, tomo un poquito y me empiezo a poner melancólica. A mí no me gusta el vino. Igual intenté. Ahora vamos a ver si probamos con drogas fuertes (risas).
¿Qué es lo que tiene Mariano que no tiene otro?
F.: ¿Qué tiene Mariano que no tiene Pablo Echarri? (risas).
M.: Pensé que nombrarías a un ex.
¿Es celoso?
F.: Sí, pero él dice que yo soy más celosa que él. Igual él no me da motivos, pero me los invento.
¡Parecés tan segura!
F: Más o menos. Parezco, pero no es real. Soy una gran insegura y mi manera de ir contra eso fue salir a comerme el mundo. Pero me cuestan mucho las cosas. Soy una persona que se plantea constantemente: ¿hacia dónde voy? ¿Es el camino que quiero?
M.: Lo que pasa es que vos tenés imagen de independiente, pero sos una mujer dependiente. Te atrae depender. Le gusta tener a alguien que la cuide.
F.: Volviendo a la pregunta sobre Mariano, creo que lo que más me gusta de él, y que nos mantiene unidos, es que siento que el "para siempre" empieza a tener un sentido. Con Mariano me divierto, hablo de todo, nos complementamos, somos muy parecidos en muchas cosas. Chocamos, pero tenemos un concepto de cómo vivir la vida parecido, y eso es muy potente. Los dos crecemos a la par y cada uno tiene su mundo personal. Yo no lo necesito a él para poder ser yo, ni él me necesita a mí para poder ser él. Nos elegimos y somos más fuertes juntos. Además es un negro divino (risas).
¿Y qué tiene Florencia que no tienen las demás?
M.: (Piensa). Tiene una personalidad que a mí me atrajo mucho, una visión del mundo como la mía. Eso te une y también el amor físico con otro montón de combinaciones que son explosivas y tienen que existir también.
Cuando dicen tenemos el mismo modo de vivir la vida, ¿a qué se refieren?
M.: Qué lugar ocupa el otro en tu vida, la espiritualidad, la política, como criás a un hijo.F.: Tenemos una manera parecida de ir en busca de lo que queremos, más allá de vino tinto (risas). Nos conocimos y nos potenciamos. Gran parte de mi crecimiento profesional tiene que ver con que él esté a mi lado.
¿Te sorprendió la llegada de Mariano a tu vida?
F.: Uno tiene que tener cuidado con lo que desea porque después hay que hacerse cargo. Yo deseaba un hombre como Mariano y lo deseé tanto que cuando apareció dije: "¿Qué hago con esto?" ¿Qué se hace con un hombre que te ama bien, que tiene un mundo personal? Hay que tener mucho cuidado: el pensamiento es acción.
Para Florencia fue una conmoción. ¿Para vos Mariano?
M.: Yo tenía una beca en Holanda para ir a estudiar. Me quería ir del país, no tenía esperanzas, y nos conocimos y enamorarte es inexplicable. Fue muy fuerte.
F.: Fuerte porque yo me embaracé a los dos meses y medio con un DIU puesto. Eramos como un huracán, nos conocimos, nos pusimos de novios, estábamos en llamas. Fue muy fuerte nuestra historia. Además de ver Fútbol de Primera en nuestro aniversario, hablamos de las cosas que nos habían pasado como pareja, y creo que hoy nos elegimos más que nunca por todo ese camino transitado. Lo importante es el camino, no el punto de llegada. No hay ningún punto de llegada en realidad.
¿Con qué obstáculos se encontraron? ¿Con qué cosas tuvieron que pelear adentro y afuera?
F.: Sobre todo con los fantasmas internos.
M.: Y con los de afuera también.
F.: Hicimos terapia de pareja y vamos de vez en cuando si tenemos algún problema.¿Y por qué van si se quieren y se llevan bien?
M.: Porque hemos tenido nuestras crisis.
F.: Situaciones puntuales.
M.: O neurosis de alguno. A mí me pasa de vez en cuando.
F.: Sentir que él no me entendía o que tenía necesidades que yo no podía entender y viceversa. Epocas en las que él componía mucho y necesitaba soledad, mucha introspección y yo veía que estaba ido.
¿Son pegoteados ustedes?
M.: Ni en pedo, a mí me gusta ir a escuchar música con mis amigos.
F.: Pero lo hacemos muy de vez en cuando.
M.: Uno de los momentos de la vida que más disfrutamos es cuando nos vamos de viaje.
¿Con o sin Marley?
M.: Sin él (risas).
F.: Viajamos mucho y tenemos momentos de encuentro de la pareja que nos hacen muy bien.M.: Yo a veces tengo que ir afuera a tocar. Y es todo un tema.
¿En qué sentido?
F.: La distancia duele.
M.: Trato de no viajar mucho.
F.: Yo llego acá y es mi lugar de contención. Necesito su referencia porque es muy duro el ambiente en el que estoy y a veces sufro mucho. La exposición, que se hable de mí, el dolor que produce que los demás opinen, éste es mi bunker. Los viajes de él son una de las cuestiones que podemos llevar a terapia, que yo pueda resolver que no es abandono.
M.: Y que si ella puede venir, que venga.
F.: Me da lástima no poder ir. Hay que trabajar en pareja, es un contrato que se va renovando y hay que tener más de un acuerdo.
M.: Yo voy a terapia, ella va a terapia y hemos ido a terapia juntos.
¿Y la plata toda junta?
F.: Toda junta. Maneja todo Mariano porque yo soy un desastre. No importa de dónde viene más o menos. Es lo que tenemos.
M.: Ninguno tiene gustos raros o gastos extraños.
¿No te molesta que se ocupe Mariano de tu plata?
F.: Ni en pedo.
M.: La televisión es un monstruo, maneja un nivel de guita que a veces es obsceno para otras artes. O aprendíamos a convivir con que ella iba a imponer un ritmo de vida que no era el que iba a tener yo, o estaba todo mal desde entrada.
F.: Había que echar un manto de piedad sobre el asunto para que el machismo argentino no tiñera una relación donde es anecdótico que yo gane más. Distinto sería tener un marido que viva de mí o que no haga nada y nada de eso sucede.
¿Flor tiene carácter fuerte?
M.: Sí.
¿Y Mariano?
F.: (Risas). Dócil no es.
¿Y eso está bueno?
F.: Sí. Está bueno.
M.: Hay momentos en que le daría con una cacerola por la cabeza.
¿Cuál es el peor defecto del otro?
M.: A mí me cuesta muchísimo aceptar mis errores.
F.: Mi mayor defecto es no tener defectos (risas). Estoy pensando cuál elegir, a veces encuentro la discusión como un espacio donde me gusta estar.
M.: Te excitás en la pelea.
F.: Siempre quiero ganar.
M.: Yo soy muy soberbio.
F.: Estaba esperando que lo dijeras (risas). Tenemos personalidades fuertes y nos parecemos tanto que a veces reflejarnos nos destruye. Somos iguales. Es divertido. Cada vez es mejor estar juntos. A veces estoy por la casa y se lo digo cuando lo veo: ¡Qué bueno que compartimos la vida! Y después de seis años, es algo difícil de lograr.

Muy linda la nota, y divertidos como siempre. No entendí la última pregunta, pues teniendo en cuenta las respuestas la pregunta correcta hubiera sido ¿Cuál es tu peor defecto? ¿O no?

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